martes, 13 de febrero de 2018

ÉL LA QUERÍA, de Mary Ann Geeby.

Él la quería. Ella era feliz.
Cada día le contaba sus cosas, sus preocupaciones y alegrías. Él la aconsejaba, la escuchaba y le hablaba con dulzura y serenidad. Él siempre sabía lo que era bueno para ella.
Cuando ella estaba triste o enfadada no le apetecía contarle, porque ya sabía lo que le iba a decir: “lo que deberías hacer es…” Ella lo odiaba: era lo peor. Pero había aprendido a callar y escuchar. Normalmente acababa pronto.
Un día él le pidió el móvil. Necesitaba ver sus últimas conversaciones de whatsapp. Ella no se lo permitió y él se enfadó mucho.
Ya se habían enfadado más veces, pero esta vez fue diferente. Él le estuvo avisando algunos días aún: “Así no serás feliz”, “Te arrepentirás”, … pero ella no quiso escucharle. Ya no.
Pasaron varios días y él dejó de hablarle. Y ella le echó de menos. Le extrañaba tanto… él la quería… ¡la quería tener! Quizá no la quería tanto…
Al poco tiempo, descubrió que el aire era menos pesado. Costaba menos respirar. Pudo pasar un día completo sin pensar en él. Y no dolía.
ELLA SE QUERÍA. Ella fue feliz.

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