NO ESTOY SOLA. ESTOY CONMIGO.

Hola a todos.

Recientemente realicé un viaje en doble sentido. Por un lado, "al exterior", eligiendo para ello la preciosa y mágica ciudad de Sevilla. Por otro, "hacia mi interior", descubriendo facetas de mí que desconocía; recuperando capacidades y habilidades que creí perdidas; y sintiendo sensaciones absolutamente desconocidas.

Fruto de todo ello es este texto que me brotó allí mismo y que, posteriormente, he ido modificando para intentar explicar lo que sentí. Gracias a las personas que creyeron en mí y que me empujaron a ello. 

Espero que lo disfrutéis.

NO ESTOY SOLA. ESTOY CONMIGO

(Mary Ann Geeby)

Como huyendo de mi vida, me refugio en esta ciudad mágica, de sueños y alegría. Estoy convencida de que encierras la felicidad que ansío. He venido en su busca y me la llevaré de vuelta a casa. Aún me asombro al comprobar que eso que busco no está en un lugar, sino que se haya dentro de mí. Me encierro entre cuatro paredes, huyendo no sé de qué. Las ganas, las ansias de crecer, de salir, se unen al miedo, a la timidez… Afortunadamente vence la necesidad, los deseos de volar, nunca sola y siempre sola. Decidida a enfrentarme a lugares, anhelos y hasta a mis miedos, monstruos fieros que sonríen, el autobús y los celos…

Recuerdo la sensación ya en el aeropuerto de origen. Mis sentimientos pintaron esa línea curva en mi cara y no se separó de mí hasta varios días después del regreso. Fantásticos días en la ciudad de azahar, con la sonrisa perenne, acompañándome siempre. Curiosidad inmensa y ganas de disfrutar. Falta de hambre, mucha sed, surcando magia y sintiendo libertad. Alegría mayúscula al encontrarme con personas maravillosas, amigos nuevos, ilusiones compartidas. Escuchar otras voces, otras historias y vidas. A los pies de la Giralda, confesiones importantes. Y sigo colocando muebles en tan chiquita habitación. Abro las puertas del alma, dejo pasar el sol… y la luna.

Como una adolescente, con sus primeros besos de amor, me dominan las sensaciones, sonrío y me excito con todo. Poco sueño y muchos sueños. Noche bella, linda torre. Luces, música, suspiros, y el brillo del oro y cobre. ¡Sevilla, todo ese olor! Los cascos de caballos, besos dulces en la noche. Reina la gran luna blanca. Reflexiones, muchas dudas, consejos y confesiones, decisiones imposibles y tantas preocupaciones… Saco ya de la maleta los problemas y dolores.

Por más que me lo proponga, no consigo vaciarla, siempre queda lo esperado, todas las obligaciones.

Y ¿dónde me quedo yo? ¿Cuándo importa lo que siento? Siempre las preguntas arduas, cual terapeuta, me cuestiono. Antes de comenzar mi viaje me propuse disfrutar de la soledad, conocerme y escucharme, comprenderme y hasta quererme. A partir de hoy, antes yo. Más tarde, todo. Nadie lo entenderá: “Eres una egoísta”, dirán. No es egoísmo, es sobrevivir. Ya lo dijo la azafata: “Ponte primero la máscara y luego, ayudas los otros”. Mi hermana me lo advirtió; es experta en soledades. Pero una cosa debo tener presente: No debo complicar las cosas, no mezclar los sentimientos. Antes, tomar decisiones. Después vivir libertades.

¿Y cómo enfrentarse a Dios? ¿Cómo decírselo al mundo? Levantar siempre la cara, mirar de frente la vida. La ciudad me estaba hablando, sonaba fuerte en mi oído. No me preocupa llorar, pues sé que seguiré caminando. Y el apoyo del amigo, siempre ahí, tan oportuno… A veces sólo para probar que yo sola podía, que no necesito mapa, que ya acerté con el camino.