domingo, 21 de febrero de 2016

A TODO GAS

Al pulsar el mando para abrir la puerta del garaje, apago el limpiaparabrisas. Enciendo las luces, aunque en el garaje se ve bien, pero prefiero ser vista. En ese momento coincido, como cada día, con Toño, el buenorro del portal catorce. Llega montado en su preciosa moto roja. No tengo ni idea de marcas, así que no sé qué moto es. Sólo sé que me encanta. A veces la miro, cuando estoy sola en el garaje. Imagino cosas sobre esa moto…
Ralentizo la maniobra de aparcamiento, para regodearme en la visión. Llega, aparca, desmonta, se quita el casco y pasa la mano por su pelo largo, colocándolo con sus dedos, como peinándolo hacia atrás. En ese momento me mira. Siempre lo hace así, el muy cabrón. Para mí que sabe que me pone. Coloca el casco en su mano izquierda y, mientras me sonríe, se baja la cremallera de la chupa de cuero.
Me bajo del coche y digo, como siempre, con mi voz cantarina:
—Buenas tardes. Noches ya.
Recojo el bolso y el maletín con el portátil, mientras le escucho responder:
—Buenas noches. Vaya día de frío, hoy, ¿eh?
—Pues sí, la verdad. Menos mal que nos habían avisado. Tú tendrás mucho frío, en la moto, ¿no? —le sigo la conversación, que casi siempre versa sobre cosas sin importancia, como el tiempo.
—Bueno, con la chupa, los guantes, el traje… no se nota tanto, la verdad. Es gordita, mira, toca —me reta con esa sonrisa que me vuelve loca.
Y toco. Vaya si toco. Sólo las mangas, bueno los brazos. Pero suficiente para apreciar que está como un queso. Nos dirigimos hacia la salida y ahí se separarán nuestros caminos. Él siempre sale por el portón y yo, por el ascensor.

—Bueno, Toño. Hasta mañana, ¿no? —me despido.
—No. Hoy subo contigo. Quiero dar un recado a mi hermano —me responde.
Olvidaba que Toño es hermano de mi vecino del tercero. Por eso aparca la moto en nuestro garaje, en la plaza de su hermano. De modo que vamos juntos al ascensor. Imágenes de todo tipo se me pasan por la cabeza. Especialmente el relato de mi amigo Carlos, que leí esta misma tarde. Cuando llegamos al rellano, me pregunta:
—¿En qué piso vives tú? Y, por cierto, ¿cómo te llamas?
—Me llamo Inés y vivo en el segundo. Justamente debajo de tu hermano. —Pulso yo misma y el ascensor comienza a subir. Cuando llegamos me bajo y me despido—. Aquí; aquí vivo. Si un día necesitas algo, ya sabes. Hasta mañana.
—Gracias Inés. Hasta mañana.
Las puertas se cierran y Toño sigue subiendo. Entro en casa y poso el bolso y las llaves. Voy a mi cuarto y me quito el abrigo y las botas. Rápidamente al baño. Siempre vengo con muchas ganas de hacer pis. Justo cuando termino, comienzo a quitarme el vestido, pero suena el timbre de la puerta. ¡Qué raro! No esperaba a nadie. Acudo a mirar por la mirilla y veo a Toño. Abro.
—Hola —le digo al abrir—. ¿Qué pasó?
—Hola otra vez. Nada en especial. Que mi hermano no está. Y me preguntaba… Como dijiste que si algún día necesitaba algo… No es que necesite nada en concreto; es sólo que…
Lo agarro de las solapas, en plan película y lo atraigo al interior de mi casa, cerrando la puerta. Su sonrisa se agranda exactamente hasta el segundo en que atrapo su boca con la mía. Le empujo con cuidado contra la pared de la entrada, mientras le como la boca. Mis manos son dos posesas que recorren su cuerpo. Ni siquiera me he dado cuenta de que Toño responde a mis besos, que sí me desea, que me acaricia.
—Ven —le digo, conduciéndole a mi habitación. Aún está mi abrigo sobre la cama y las botas allí al lado.
De nuevo lo arrincono contra el armario y vuelvo a comerle la boca. Mi mano derecha va directamente a su entrepierna, pudiendo comprobar que el primer asalto ha cundido. Le ha gustado.
—Diossssssssss… No te andas por las ramas, ¿eh? —me pregunta, agarrando mi teta derecha. Mis pezones se marcan por encima del vestido, amenazando con romper la tela del mismo.
—Sé que te encanta la moto. ¿Pero no te gustaría probar lo que se siente si yo te monto a ti?
—¡Joder! ¿Tú qué crees?
Y me agarra con ambas manos desde el dobladillo de la falda. Tira de él hacia arriba y me lo saca por la cabeza. Mi conjunto de encaje azul le gusta, es evidente, a juzgar por el bufido que da, atacando una de mis tetas con la boca y la otra con su mano derecha. La izquierda desciende hasta mis braguitas, palpando mi sexo y notando las primeras humedades.
Entonces vuelvo a tomar las riendas de la situación. Le quito la chupa, que aún lleva puesta y le desabrocho el pantalón, mientras él se saca el jersey. Le ayudo a terminar de desvestirse y le animo a tumbarse en la cama. Su polla, tan erecta y caliente, tan dura y venosa, es un auténtico reto para mí. Me quito la braguita y, sin más miramientos, me siento sobre él, ensartándome con semejante miembro, mi coño ardiente y chorreante.
Toño me amasa las tetas, me las chupa y muerde con deseo. Yo cabalgo totalmente desbocada, gritando y gimiendo, pidiéndole más.
—¡Vamos, joder! Fóllame tú también. Dame fuerte. Sigue mi ritmo.
Él también suelta improperios y palabras sucias, lamiendo, pellizcando, sobando, mordiendo, chupando y zarandeando mi cuerpo hasta que me corro sobre él. Mi squirt sale a chorro por entre mis piernas, bañando todo su sexo, empapándolo entero.
“Desmonto” de mi cabalgadura y me tumbo en la cama boca abajo, pero ahora es él quien desea seguir.
—Ven aquí, mi potra salvaje. Ahora yo galoparé y tú gritarás.
Se clava en mí de nuevo y comienza un vaivén de caderas, saliendo una al encuentro de la otra, con deseo, con fuerza, con las ganas que provoca la situación. Unos minutos después, me desmorono sobre la cama, notando como el calor de su semen chorrea por entre mis piernas. También él se tumba a mi lado, dándonos un tiempo para recuperarnos.
Al cabo de un rato, se viste y se va. Ninguna despedida, ninguna palabra.
Cada día lo veo al llegar. Hablamos del tiempo, de la moto, del trabajo, de las ganas de vacaciones. Toño no ha vuelto a subir a casa de su hermano, al menos cuando yo subo. Siempre sale por el portón, y yo por el ascensor. Está tan bueno que siempre lo deseo.

8 comentarios:

  1. Vaya, la fantasía de muchas mujeres (y de muchos hombres que ya lo quisieran para ellos). Ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja.

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  2. ¡Vaya tela!, muy buena por cierto. Me encanta y eso que no soy lector de novela erótica. ;)

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  3. Woow ...bellisimo relato ..imposible no fantasear y ocupar el lugar de Ines asi sea en la imaginacion ..me encanto Mary Ann

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  4. guau!!!
    Me ha encantado!! Como lo redactaste,el estilo y la fantasía!
    Gracias por brindarnos con tus relatos tan insinuantes que 'ponen' a una ;-D

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