lunes, 18 de mayo de 2015

TOCÁNDOME

TOCÁNDOME
(Mary Ann Geeby)

Me quito la ropa y me tiendo en la cama. Algo de música llega desde el salón. Enseguida vienes tú, ya desnudo. No sabemos por qué y mira que lo hemos hablado… Nos gusta de muchos modos, pero siempre preferimos lo mismo: en la cama y desnudos.
Cuando apareces cierro los ojos y me concentro en los cientos de terminaciones nerviosas de mi piel. Y comprendo que sólo son felices cuando están en contacto con tu cuerpo. Pienso en concreto en mis labios. Adoran los tuyos. En realidad, adoran cualquier punto de tu anatomía. ¿Recuerdas cómo buscan desesperados ese lugar en tu cuello, ése en concreto, en el que expandirse en un beso eterno, mientras aspiro, olvidando el resto del mundo, no queriendo recordar que la vida sigue, muy a mi pesar…?
Pero mi mente vuelve a posarse en el reducto de mis labios. Cuando tu lengua los acaricia, cuando los lame ansiosa… Y mientras permanezco con los ojos cerrados, para centrar todas mis sensaciones en ese lugar, deseo desesperadamente que ese contacto jamás desaparezca. Siento tu respiración acariciando las comisuras de mis labios, aspiro tu aroma y me abandono a ti, abro mi boca, te beso.
Entonces recuerdo que tengo más superficie, a lo largo de mi cuerpo. Muchos centímetros más de piel, todos y cada uno de mis poros, que adoran ser tocados. Tus dedos deslizándose a lo largo de mis brazos, tus manos surcando mi espalda, todo tu cuerpo enredándose en mis piernas… Así, desnuda e inmóvil para ti, para ser adorada por tus ojos, por tu boca, por todo tu ser… Tus caricias lentas, cálidas, recreándote ahí donde mi piel es más fina y sensible, mezclando las cosquillas con el placer, sin dejar de observar mis gestos por ver si sonrío, escuchando atentamente para no perderte ni uno sólo de mis jadeos, queriendo fotografiar en tu mente cada respuesta que producen tus caricias en mí.
Y de nuevo tu boca entra en acción. Se acerca a mis pechos y los ataca, esta vez con una fuerza incontenible, con un deseo inacabable, con una energía imposible… Succionas mis pezones, tan duros y rugosos. Los muerdes, produciendo máximo goce. De mi boca escapa un gemido que casi es grito. Rápidamente los lames, queriendo calmar el daño que fue placer, pero no es ese mi deseo. Al momento añoro ese dulce dolor que duró un instante, ese maravilloso y breve sufrimiento que me elevó a un punto vertiginoso. Entiendo que me he vuelto adicta a él, quiero volverlo a sentir y ruego desesperada:
—¡Más…!
Sin embargo, tú decides jugar con tus dedos, pellizcando, estudiando cada gesto o gemido para saber en qué momento parar. La boca toma de nuevo el relevo y tornas a morder, a succionar y a lamer. En una batalla de manos y boca, consigues elevarme a un estado próximo al clímax, pero no me dejarás llegar aún. Seguirás manteniéndome en ese punto, sin dejar que me corra, hasta que decidas entrar en mí. Esperarás a que te lo pida, querrás que te suplique.

Finalmente sí: tú me penetrarás,  tú sentirás, tú gemirás y llegarás al orgasmo como te gusta, dentro de mí. Justo antes o después, nunca es exacto el momento, me dejaré llevar contigo. Y todas nuestras terminaciones nerviosas estallarán a lo largo de nuestros cuerpos, en la piel y en el interior. Adoro hacer el amor contigo, cielo.

9 comentarios:

  1. No hay mejor manera de mostrar, en todas sus variantes, al amor, así, sintiendo como te estremeces con cada sílaba pronunciada o escrita, como se te conmueve el alma mientras tus dedos, a las órdenes de tu mente, dejan esas frases entrelazadas en una cuartilla blanca o en una pantalla de metra quilato... frases que se convierten en orgasmo al ser acariciadas... sí, tus letras han formado un nexo, se unieron para fundirse, como hace el helio al solidificarse... y se formaron dos amantes para crear la perfecta pareja y el maravilloso amor. Felicidades, Mary, hacéis la pareja perfecta.

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    1. Gracias cielo. Miles de gracias.
      Sólo tú podrías decirlo tan lindo.
      ;-)

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  2. Me encanta como escribes, excelente y sugerente relato

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  3. Poderoso, intenso, sensual y sexual.
    Eres una maestra del erotismo, Mary Ann.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Muchas gracias Javier. Es un honor leer esas palabras, viniendo de ti. Gracias. Besos

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  4. Excitante. Prefiero tus relatos eróticos que otro tipo de relatos. Creo que te sientes muy bien en este género y que te mueves como pez en el agua.

    Un abrazo.

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    1. Exacto, Ricardo. Es el género en el que me encuentro más a gusto. Escribiendo, se entiende. Jajajajajajaja
      Gracias por tus palabras.

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